10 clásicos y básicos (con nombre propio)

Si una prenda se vende durante más de 30 años quiere decir que vale la pena (o que el equipo de marketing lo está haciendo realmente bien). Generalmente son piezas con historia y nombre propio que siempre suponen una gran inversión (aunque mi padre me discute este último punto e insiste en que me lo estoy inventando, excusas para consumir dice… ahí se ve que no entiende). 
Decenas de bolsos 2.55 se acumulan en el showroom de Chanel.
2.55 de Chanel 
Cuándo: Febrero de 1955, la propia fecha le da nombre. 
Por qué: El bolso más icónico de Chanel no necesita presentación. Creado por Coco a mediados del siglo XX para liberar las manos de las mujeres –que ahora podían llevar el bolso, con su cadena, colgado al hombro- se ha convertido en una de las piezas más deseadas (y copiadas) del mundo. En piel, en tweed, en metal, en plexiglás… y en cualquier color del arcoíris, es reinterpretado hasta la saciedad temporada tras temporada por Lagerfeld
Clientas en la tienda de Hermès en París en los años 30.
Carré de Hermès 
Cuándo: 1937 
Por qué: La casa francesa es la responsable del fular tal y cómo lo conocemos hoy: una pieza de seda ricamente estampada. Con 90 cm de lado, los coloridos pañuelos se llevan en el cuello, en la cabeza, a la cintura… y hasta de 40 formas distintas.
Gommino de Tod’s 
Cuándo: años 70, Italia. 
Por qué: El mocasín por excelencia -el Gommino– es ligero, está cosido a mano e incorpora 133 bolitas de goma en la suela para evitar que el pie se deslice del pedal al conducir. Obra de Della Valle, hoy ningún italiano digno de aparecer en The Sartorialist sería capaz de vivir sin él. 
Carla Bruni, posando con el 101801 en una campaña de Max Mara.
101801, el abrigo camel de Max Mara 
Cuándo: Desde 1981 
Por qué: Un bolso o un zapato lo tienen mucho más fácil a la hora de convertirse en atemporales que una prenda. Las pocas que lo consiguen merecen sólo por ello la etiqueta de básico imprescindible. Y el abrigo camel de Max Mara es una de ellas. De líneas sencillas y en un color que permite prácticamente cualquier combinación, se fabrican miles –en lana y cashmere- cada temporada y su patrón apenas ha variado en estos más de 30 años. 
La maleta Louis Vuitton 
Cuándo: En 1896 el estampado Monogram pinta por primera vez los baúles de Louis Vuitton
Por qué: Se hicieron célebres en los grandes viajes a finales del siglo XIX. Eso sí, si yo tengo que elegir me quedo con la actual maletita de ruedas Pégase, con tamaño para pasar por equipaje de mano es mucho más práctica ahora que ya no se lleva eso de viajar con 15 baúles.
Inolvidable Audrey Hepburn desayunando (con Wayfarer) frente al escaparate de Tiffany, en una imagen promocional de la película inspirada en la obra de Truman Capote.

Wayfarer de Ray·Ban 
Cuándo: 1953 
Por qué: Probablemente sea (junto a su hermana la aviador) uno de los modelos de gafas más vendidos, famosos e imitados del mundo. A mediados del S.XX su montura de plástico supuso toda una revolución. A lo largo de su larga vida ha ido conquistando a Audrey Hepburn, a Bob Dylan, a John F. Kennedy, a Madonna, a Andy Warhol… 
Richard Gere en el póster de American Gigolo (1980).
La americana de Armani 
Cuándo: Ya existía, pero nos quedamos con 1980 (el estreno de American Gigolo). 
Por qué: ¿Qué habría sido de Armani sin Richard Gere? ¿Y qué hubiera sido de los 80 sin la chaqueta de Armani? Él la dotó de una movilidad y ligereza nunca vistos hasta entonces. Liberando a la prenda de cualquier tipo de estructura interna que la armase, el icono de la década se convirtió en uniforme de toda una generación de hombres y mujeres. 
Todavía hoy en día se dice por ahí que Richard Gere tiene permiso para ir a una boutique de Armani siempre que quiera y llevarse todo lo que se le antoje de tanto que hizo por la casa italiana. 
“Siempre nos quedará París”; Humphrey Bogart y Lauren Bacall en uno de los fotogramas más famosos de Casablanca (y probablemente de toda la historia del cine); él con gabardina de Burberry.
Trench de Burberry 
Cuándo: En 1879 Burberry crea la gabardina impermeable. 
Por qué: Aunque la autoría del trench se la disputa con Aquascutum, dicen que la historia la cuentan los ganadores (y hoy en día a cualquiera que preguntes te dirá Burberry). La leyenda de la gabardina más famosa se inicia de la mano del ejército británico (al que mantenía seco). De ahí saltó a la vida civil, a la gran pantalla y a los armarios de medio mundo. 
Steve McQueen con una de las famosas chaquetas de Barbour.

La chaqueta Barbour 
Cuándo: 1894 
Por qué: A finales del siglo XIX también en Gran Bretaña (aunque más al norte), los fundadores de Barbour buscaban una solución a la lluvia que empapaba a los pescadores. Ellos idearon una chaqueta que, cubierta con ceras naturales, repelía la humedad.
Hoy en día, hasta la tienda que la casa tiene en Madrid (Jorge Juan, 5) llegan más de 50.000 prendas al año (de España y Latinoamérica) para pasar por un nuevo proceso de encerado (como tradicionalmente) que las deje como nuevas. 
Bamboo de Gucci 
Cuándo: 1957 
Por qué: El asa de bambú que da nombre a este bolsito de mano está inspirada en la que se utilizaba durante la IIGM para ahorrar piel. En la Italia de la Dolce Vita no había estrella de Hollywood que no pasease sin su Bamboo de Gucci (por las calles de Roma o por la gran pantalla), desde Ingrid Bergman hasta Elizabeth Taylor
  

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