10 hábitos para una vida mejor

Sí, aquí están los diez mandamientos que rigen mi vida (de ahora en adelante nueva-vida-sana) desde el pasado fin de semana. Fin de semana que (no creo que quede nadie sin saberlo tras lo intensa que me puse en redes sociales varias) pasé en el SHA Wellness. 
El SHA no es un hotel. Tampoco es una clínica. Si tuviéramos que definirlo respondería mejor a algo así como retiro. Un rincón en mitad de la montaña (pero con vitas al mar, ojo) en el que sanar el alma. Y por alma entiéndase lo que cada uno quiera, porque al SHA se va a desconectar, a relajarse, a hacer detox, a sanar, a mejorar la calidad de vida o, simplemente, a disfrutar. 
De todo esto os hablo con calma más adelante, porque ahora, segundo día de mi nueva-vida-sana quiero dejar constancia de los diez deberes que me he autoimpuesto después de sentirme demasiado bien cuidándome. Puro sentido común, sí, pero comportamientos evidentes que hasta ahora no cumplía: 

Receta macrobiótica en SHA

– Cenaré antes y más ligero. He descubierto que mis cenas ultra-mega-copiosas eran las causantes de que siempre me levantara cansada (¡siempre!); y es que si el cuerpo está haciendo la digestión, no descansa, así que se acabó. 
– Desayunaré. En línea con esto de las cenas ligeras va también el levantarme con tiempo para desayunar, que ya lo dice mi abuela (y las abuelas son muy sabias, cualquiera lo sabe) “desayuno de rey, comida de príncipe y cena de mendigo”. Pues eso. 
– Comeré más despacio. O mejor dicho, dejaré de engullir la comida y masticaré más los alimentos. 
– Tomaré la infusión. Me la han recetado en SHA y está malísima, la verdad, pero promete mejorar problemas varios, así que apuntada queda también. 
– Meditaré. Y seguiré practicando el dejar la mente en blanco, aunque solo sea durante un minuto al día. Que ella también necesita su ratito de descanso
– Respiraré. Y contaré hasta tres, hasta diez o hasta lo que haga falta. Resulta que tampoco sabía respirar y tenía un diafragma atrofiado que ahora empieza a revivir. 
– Empezaré a moverme. Sí, porque soy sedentaria y debo dejar de serlo, así que de momento un objetivo realista: media hora andando a paso ligero cada día, que puede marcar una diferencia. Por ahí empiezo. 
– Beberé dos litros de agua. Esto ya lo cumplía en mi vida anterior, la previa a la nueva-vida-sana, pero nunca está de más dejarlo  por escrito. 
– Cuidaré lo que como. En el fin de semana me he iniciado en el apasionante mundo de la macrobiótica y me ha gustado mucho lo que he aprendido de un tipo de alimentación bastante parecido al que sigo habitualmente. Así que sí, seguiré investigando y aplicando conceptos. 
– Me daré a los vegetales marinos. Siguiendo con lo anterior, si hay algo que me ha quedado muy claro es lo poco que explotamos las algas como fuente de nutrientes. Además, es una excusa perfecta para comer japonés; y eso, queridos, siempre-siempre está bien. 
SHA Wellness
Con estas vistas, ¿dan o no ganas de querer empezar una nueva-vida-sana?
  

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