24 horas en Saint-Germain-des-Prés

¿Es Saint-Germain-des-Prés el barrio más bonito de París? 
Vaya pregunta tan complicada sobre una ciudad en la que parece que todos los barrios compiten entre sí por alzarse con la medalla. No me atrevería a decir que el más precioso, pero desde luego sí entre los más atractivos. 
Por las calles de esta orilla izquierda del Sena pasearon primero los autores de la generación perdida, huyendo del encarecido Montmartre que tras la IGM había perdido toda su autenticidad; también los jazzmen en los 50 y los artistas de la Nouvelle Vague una década después. 
Saint-Germain-des-Prés
Hoy es una de las pocas zonas parisinas céntricas que se resisten a los turistas, dejando respirar el verdadero ambiente de la ciudad en callejuelas llenas de galerías de arte o tiendas de decoración (especialmente las que bajan desde el Sena: Beaune, Seine o Bonaparte). 
Al barrio me mudaría a vivir con los ojos cerrados (para tener de vecino, por ejemplo a Karl Lagerfeld) pero como de momento no se ha presentado la oportunidad, me conformo con 24 horas respirando la magia que se esconde en cada una de sus esquinas: 
Un hotel: Bel Ami 
Perfecto centro de operaciones en pleno meollo de la zona y justo detrás de la iglesia que da nombre al barrio. Imprescindible, como en cualquier hotel que se precie, el desayuno a base de bollitos de mantequilla, panes, zumos, cereales y fruta. 
Hotel Bel Ami
Una ruta de compras
Desde el hotel y a solo 5 minutos andando, un recorrido que hará perder la cabeza a cualquier fashionista: empezamos por el Bd. Saint-Germain para bajar por Saints-Pères y tirar a la derecha por Grenelle. 
En poco más de 700 metros de paseo nos encontraremos con Burberry, The Kooples, Sonia Rykiel, Aurélie Bidermann, Castelbajac, Barbara Bui, Paul&Joe, IRO, Tara Jarmon, Prada, COS, Saint Laurent, Alexis Mabille, Céline o Carven. Todo concentradito. 
Carven Rue Grenelle
Unos grandes almacenes: Le Bon Marché
Si quedan ganas de más compras, a dos pasos está Le Bon Marché, probablemente los grandes almacenes más molones de la capital de la moda (y eso ya es mucho decir). Lo que sí son sin que nadie pueda discutirlo, los más antiguos de París.   
Le Bon Marché
Un picnic: en los jardines de Luxemburgo
Osiris, parisina de pura cepa, me descubrió Cojean una cadena de comida sana para llevar, con sucursal en el boulevard Raspail, justo detrás de Le Bon Marché. Con una ensalada en la mano y un zumo en la otra lo que pega en estos días de primavera es tirarse en cualquier parque a hacer un picnic parisino. El mejor de todos, en la zona, solo podía ser el que se hace en los jardines de Luxemburgo. 
Jardines de Luxemburgo
Tres librerías (por falta de una)  en el barrio literario
Shakespeare and company, todo un clásico de la ciudad; 7L, la librería de Karl Lagerfeld; y Assouline, un rincón dedicado por entero a la editorial del mismo nombre. Perdición asegurada.
Librerías en Saint-Germain-des-Prés
Una merienda perfecta: en Les Deux Magots 
Probablemente sea uno de los restaurantes más célebres no solo de París, sino del mundo. Junto a su vecino, el Café de Flore, se convirtió en rincón favorito de escritores, pintores, filósofos y pensadores del siglo XX.
Hoy su terraza es uno de los rincones para ver y dejarse ver, pero sentarse en cualquier mesita a deleitarse con las idas y venidas de los parisinos nunca es mala idea. Además, sirven dulces de Pierre Hermé (la mejor pastelería de París), así que la tarde ya está echada.
Les Deux Magots

Les Deux Magots
Un capricho: en Jérôme Dreyfuss 
El marido de Isabel Marant tiene en Rue Jacob dos de sus tres boutiques parisinas. Sus bolsos son sinónimo de todo lo parisino y una inversión de las que merecen la pena.
Jérôme Dreyfuss
Un restaurante para cenar: Brasserie Lipp 
Otro local mítico por el que pasaba a cenar Hemingway y, más recientemente, Sofia Coppola o Jean Paul Gaultier. Y no me extraña; famoso es su chucrut, pero ningún plato se queda atrás. El steak tartare es de los mejorcitos que he probado.
Brasserie Lipp
Bonus track: una exposición cruzando el Sena 
Si sobra tiempo (y si no, también) es obligatorio cruzar el Sena para plantarse en Les Arts Décoratifs. Aquí hasta el 31 de agosto se puede disfrutar de la exposición (imprescindible) dedicada a ese genio poco reconocido que es Dries Van Noten. 
Dries Van Noten
Bonus track 2: fiesta al otro lado del río
Cruzando también, pero, a solo cinco minutos en coche, uno de los clubes más famosos: Silencio. David Lynch lo ideó en Mulholland Drive y hace solo un par de años lo hizo real en este sótano parisino perfecto para terminar por todo lo alto un día diez.
Eso sí, como cualquier sitio de moda que se precie, no abre las puertas a cualquiera (a nosotros nos las abrieron porque íbamos con José Luis, que siempre sabe que hilos tocar) pero desde luego vale la pena intentarlo para agotar las últimas, de estas 24 horas parisinas.
Club Silencio
Y una ruta así solo podía terminar (gracias a la insistencia de Álvaro, del Blog de Bori, todo hay que decirlo) recopilada en una lista. En ESTA en Foursquare, para guardar en la maleta los afortunados que vuelen a París en Semana Santa (por ejemplo).
 

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