Oda a las bailarinas

Ahora que parece que los slippers están a punto de desbancar a la bailarina en la categoría “reyes del calzado plano”, permitidme una apología del que probablemente sea mi calzado favorito. 
Desde que empecé a llevarlas con 6 años sobre mallas de esas que se enganchaban bajo el talón (aunque entonces se llamaban manoletinas), las bailarinas han formado parte de mi zapatero ininterrumpidamente. 

Ilustración Labaribaruska para Shopaholic

El calzado inspirado en los delicados movimientos del ballet y de los tutús que se mecen haciendo fru-fru, recoge la elegancia del baile y transmite una feminidad natural y sin artificio
En los años 40 fue la diseñadora americana Claire McCardell la que decidió acoplar las zapatillas de ballet al vestuario femenino añadiéndoles una suela más dura y resistente. 
Una década más tarde Audrey Hepburn las popularizó como complemento perfecto a sus pantalones capri para disfrutar del verano perpetuo en la costa italiana. El resto, ya se sabe, es historia. 
Adoro los tacones, pero sería incapaz de vivir sin bailarinas. 
 Imagen vía.
 

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