Ojito con Londres

Terminó el mes de desfiles. Uno bastante aburrido que se intentó animar al final vía la sempiterna polémica con Slimane o la adión de Marc Jacobs. Y es que los nombramientos y los bailes de sillas parecen ser lo más interesante que nos dejan 27 días de desfiles. 

    

Milán languidece con una semana de la moda reducida a cinco escasos días y con necesidad de replantearse: reinventarse o morir en menos de lo que pasamos del otoño al resort. En Nueva York se esfuerzan, hay una industria potentísima y algunas propuestas interesantes, pero le sigue faltando garra. Lo cierto es que lo más reseñable de este mes de desfiles ha sido el secreto a voces de que Londres es la nueva capital. 

Su fashion week nunca había estado tan agitada ni su front row tan concurrido. Más de 60 desfiles en una ciudad que apuesta firmemente por la moda y por reposicionarse en el mapa mundial. Y es una labor que no se están tomando a la ligera. Para liderarla, cuentan nada más y nada menos que con la visionaria Natalie Massenet, a la cabeza del British Fashion Council: “queremos potenciar la idea de Londres como destino de moda” dijo mientras daba el pistoletazo de salida hace unos días. 

Y como las cosas no pasan porque sí, su éxito esconde detrás un plan a largo plazo perfectamente cimentado en el que no se olvidan ningún pilar: negocio, reputación, educación, inversión e innovación digital. Massenet entiende la moda como la industria que es, en la que tan importantes son los números como el diseño. Y en Londres no se echa en falta a ninguno de los dos. 

Talento sobra y lo demuestran las propuestas de Christopher Kane, Erdem, Simone Rocha, Peter Pilotto, Alessandra Rich (favorita de it girls y descubrimiento personal de la propia Massenet), JW Anderson, Roksanda Ilincic… Mientras que los números les dan la razón: para la próxima temporada Londres ha recibido pedidos por valor de 100 millones de libras, según las estimaciones del British Council (cifra que colocaría sus pedidos por encima de los de Nueva York y muy por encima de Milán). 

Y es que del primero al último están concienciados con su objetivo y el camino a seguir. Esto se traduce en acciones tan concretas como la estrategia de Burberry (a la cabeza digital) que cambió el horario de su desfile de las cuatro de la tarde a las dos para que pudiera ser seguido tanto desde EE.UU. como desde Asia. 

O a la búsqueda de alianzas con los que más saben: por ejemplo, para cumplir su misión online, la semana de la moda contará con el apoyo del director de Google UK o con alianzas con Instagram para abrir de par en par sus puertas al mundo. Los nuevos clientes (rusos y asiáticos) piden innovación y diseño y eso se encuentra en la capital británica.