Agenda completa

El verano es lo que tiene: mucho tiempo libre, pero también muchas tareas por delante. Que si viajar, que si leer, que si comer bien, que si pasar la tarde en la tumbona o sin salir de la piscina… Pues qué os voy a contar, una estación en la que da tiempo a mucho y a nada a la vez. Aquí algunas de mis últimas ocupaciones excusas; las que me han mantenido alejada de este rincón:

Agenda completa en verano

En estas semanas de ausencia (o presencia puntual) me ha dado tiempo a enamorarme de Tarifa. Fui hasta allí a conocer la pop up veraniega que ha montado Oysho y regresé decidida a volver con más calma. Todavía no lo he hecho (el viaje pausado quizá tenga que esperar al verano que viene), pero cuando toque sé que me alojaré en La Sacristía, un fantástico remanso de paz.

Tarifa

Tarifa

Como manda la estación, prácticamente no he salido del agua. Este año ha habido poca (muy poca) playa, pero sin ningún problema, que lo de las sombrillas amontonadas y el masticar arena tampoco lo he echado de menos. A mí que me den mar (sin playa) o piscina, que ha sido lo de estas vacaciones. Vuelta y vuelta solo he salido para jugar a las cartas sobre la toalla, al parchís o para perder estrepitosamente a Hotel con Ari B. ¡Quién me ha visto y quién me ve!

Verano es piscina

He trabajado, sí, pero siempre en posición horizontal y desde el borde de la piscina, que es otra cosa. Tal que así todas las mañanas:

Tampoco me he levantado para ver casi del tirón The Honourable Woman, con una apabullante Maggie Gyllenhaal que serpentea entre israelíes y palestinos. Esta noche se estrena el capítulo final de esta miniserie que engancha en sus primeros 30 segundos. Imperdible y muy recomendable.

The Honourable Woman

He viajado en el tiempo 50 años atrás para pasármelo bomba en el guateque más grande del mundo. Ha sido en Tomelloso y he bailado como si no hubiera un mañana La chica yeyé o Buscando en el baúl de los recuerdos junto a L., E., G. y J., cuatro grandes amigos (y no los únicos) que me llevo de la última etapa laboral (y tan felices pasada la tempestad, oiga).

Guateque en Tomelloso

Y de fiesta en fiesta y tiro porque me toca. Porque si las noches de verano se hicieron cortas en horas, pero eternas en intensidad, pues fue por algo: para disfrutarlas a tope.

Proenza Schouler

En los días más tranquilos de agosto he tenido tiempo de probar muchos restaurantes que durante el curso se abarrotan hasta hacerse imposibles. Con M.J., fiel compañera foodie he comido hasta reventar por medio Madrid. Muy-muy bien en Lambuzo y en la Taberna Pedraza (este último porque se lo leímos a Moralejo, y lo que él dice va a misa).

Con MJ de restaurantes

Como decía, no ha habido playa, pero porque la he cambiado por la montaña. Madrileña por cuatro patas, soy huérfana de pueblo, pero este año me he desquitado un poquito, acogida en un rincón (de los de 14 habitantes en invierno) de Salamanca. ¡Y qué bien se vive a este ritmo! ¡Y qué gustazo sacar la sudadera en pleno agosto!

Sierra de Béjar

En el verano se viaja en el tiempo cada vez que una se sienta, por ejemplo, a jugar al parchís. Y mola tener 12 años otra vez. Por mi parte, entre otras cosas, este verano me he rendido a los mini tatuajes (de quita y pon) de Tatun.

Mini-tatus de Tatun

El final del verano es uno de los momentos cumbre del año (probablemente junto a finales de diciembre) para los adictos a las listas de tareas pendientes como yo, así que ya he empezado con las de este otoño. Entre los deberes para la próxima estación hay libros, discos y películas como Magic in the Moonlight, la última de Woody Allen. Aunque, como no se estrena hasta diciembre, creo que de momento me conformaré con inspirarme en estos fotogramas (como perfecto final de verano en la Costa Azul).

Magic in the Moonlight

Me resulta bastante difícil inventar una excusa para hacer una escapada a Madrid más que nada porque vivo aquí, pero si no ya estaría reservando en el Hotel Urso, que abre sus puertas el próximo 26 de agosto y promete convertirse en punto de encuentro este otoño.

Hotel Urso

Y preparando la maleta para ‘la vuelta al cole’ he caído enamorada de las prendas de Calder, la firma obra de Amanda Blake (prima política de Sofia Coppola que a su vez se ha encargado de fotografiar las imágenes de esta última colección). Las piezas, confeccionadas exclusivamente con materiales naturales, nacen con vocación de perdurar al margen de tendencias y obsolescencias (programadas).

Calder por Sofia Coppola


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