Amantes

Hay imágenes muy famosas.

Y fotógrafos que iban a iniciarse con una modelo para Vogue e hicieron historia con el vestido colgado de la percha mientras la modelo –ah, bite bite– se mordía las uñas o terminaba un cigarro o dios sabe qué hacía la -supongo- buena moza.
Al fin y al cabo, uno se pone algo para vivirlo y no para enseñarlo en sí -¿no?- bueno bueno, o al menos así conciben algunas personas las cosas. Este vestido, todo el mundo sabe, que su dueña está radiante recibiendo en lencería con una bata de raso en color crema a su fiancé -o lo que sea- mientras se pasea descalza con las uñas a medio pintar. Espera a ser vivido en una gran noche, una fiesta divina donde correrá champagne y risas y se deslizará la mano de él por su cadera y sus labios por su boca.
Lo que cuenta.
Lo que eres y no lo que anotas.
Lo que vives y no lo que llevas.
Eso sí, avec charme…

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