Deseo

Bien. Como no veo nada que me guste en Nueva York, al menos en lo que va de semana de la moda para primavera verano, pienso (un poco) en lo que quiero para la temporada de invierno, en la que estamos, al fin y al cabo.

Botas altas.
Ni de puta ni de Swinging London-Courreges. Gracias. Quiero una caña estrecha, de cuero negro, brillante, flexible, reluciente sin ser de charol. Algo sexy, un poco por encima de la rodilla, sin ser de mosquetero.
Carmín rojo.
Un rojo encendido no. Un rojo frambuesa. Nada de naranjas. Nada de brillos. Nada de fresas salvajes. Nada de reflejos en blanco, en oro, en crema. Nada demasiado untuoso.Cremoso. O fuerte. No quiero que se vaya ni que se quede más de lo necesario. Pienso en Chanel, pienso en Dior. Ni tan duras como la de Madame ni tan blandos como los de Monsieur.

Estola de leopardo.
Ya la he visto. Pero no me atrevo a comprarla. Joder. A veces me pasa. No muchas pero alguna sí. Pienso, !es demasiado pequeña y la grande demasiado grande!. No sé ni cuánto cuesta. Y sabe Dios que me gusta (mucho) mirar los precios. Entiéndanme, el precio no tiene nada que ver a veces. Pero otras sí. Uno puede decidir que esos Manolos rojos están muy bien. Y pagar por ellos lo que cuesten. Pero, ¿en serio una camiseta agujereada por 5000 dólares?… Sigh. Silencio profundo.

Bolso de cuero blando
Ni demasiado bohemio ni demasiado Upper East Side. Nada de eso. Una especie de zamarra de piel suave me vendría fenomenal. No suelo llevar bolso, la verdad, pero a veces necesito meter toda la chatarra en un sitio. Bolis, un móvil, una libretita pequeña, una barra de labios, una cajita de pañuelos, un pañuelo, algo de perfume, un poco de dinero en una cartera, las llaves o mi pequeño disco duro. Qué se le va a hacer. Me gustan los de Francisco Biasia pero no he encontrado nada ésta temporada. Ja.

Unas katiuskas.
El año pasado se pasó el año lloviendo y nevando. Y yo me pasé el invierno corriendo de acá para acá con zapatitos de tacón y unas botas negras. Por favor. No estoy dispuesta a que se repita. Y, además, aún no sé si las quiero en verde -las típicas de toda la vida de Dios- o en negro. Pero sé -seguro- que no quiero ir por ahí correteando y -otro año más- calada hasta los huesos desde el suelo. El año pasado ni siquiera lo pensé. Pero me niego en rotundo a otro septiembre-octubre-diciembre-enero-febrero-marzo-abril lluviosos conmigo empapada. Por mí, que llueva todos los días.
Una fiesta en blanco y negro.
LA FIESTA.
Año 1966. Capote. Sinatra. Mia Farrow. Un montón de gente guapa. Y champagne y tal. 500 personas selectas. Pero… no se puede volver al pasado como quien dice. Así que habrá que pensar algo mejor para Nochevieja.
Y, un poco del resto de cosas que realmente importan.
Si es que es posible.
Vaya lista de Año Nuevo.
En septiembre.
Soy un desastre.

Information About Article