El Baile De Debutantes

G. Valli hace su debut en el mundo de la Alta Costura con su colección otoño invirno 2011 2012. Al creador le han llamado el Nuevo Valentino, se dijo que rechazó el trono de la casa italiana, y también se ha dado a conocer gracias a varias celebrities que han sacado a colación sus diseños. En España está patrocinado por Naty Abascal, claro. Aparte de eso, la colección de Valli de Alta Costura bebe del lenguaje icónico del creador: mujeres femeninas, tacones altos, telas con relieve, capas para los trajes de fiesta y colores luminosos -blanco, rosa, rojo- que lo son incluso en sus tonos oscuros -gris o cobre-..

 Frente a las desastrosas críticas del desfile de Dior, Valli ha cosechado grandes éxitos entre público y comentaristas. Lo más importante de la atmósfera de Valli -quien, quizás peca de una colección excesivamente veraniega salvo por algunos abrigos-  es el detalle. La esencia de la costura, desde que los hijos de Worth crearon la Chambre Sindical, es que sea “tan bonito del derecho como del revés”.

Valli, con sus detalles de flores, cabezas de león, zapatos salpicados de cuentas color coral, pañuelos en la cabeza al más puro al estilo de Grecia, cinturones metálicos, capas que ondean al viento…, logra conseguir una vuelta a la Costura. Lo mejor que el dinero puede comprar, más o menos. Estamos demasiado acostumbrados a la idea de que la moda es espectacularidad, Givenchy, cuando le preguntaron sobre Galliano -berrinches aparte- dijo que “vendía zapatos, bolsos” pero no prendas porque lo que confecciona era un show y no ropa; -salvando que eso es cierto en parte, pero sólo en parte-, en cambio, Valli se decanta por algo más tradicional. La esencia y no el show.

Balenciaga presentaba sus modelos en la más completa austeridad, con un número, sin música, en silencio, sin dejar dibujar a nadie. Coco Chanel hacía algo similar, Dior presentaba en aquel salón con las sillas grises mientras era tan famoso que la gente se agolpaba -todos notables- a ver su colección. Y todo el mundo sabe que Tom Ford está haciendo algo similar. Por ello, que Valli retome la idea y presente esta sencilla colección -magnífica, ampulosa y potente, sí- pero sencilla, la verdad es que es interesante.

Hay día, hay noche. Hay abrigos. Hay ropa de entretiempo -porque, qué demonios, ya nadie lleva jerséis en invierno porque las calefacciones están tan altas que uno moriría asado (al menos yo)- y hay prendas de toda época, sin un corte que indique que son de hoy. Podría llevarlas Katharine Hepburn en “La fiera de mi niña” o en “Historias de Philadelphia” o incluso la otra Hepburn en Charada. No durará una eternidad en los anales de la historia de la moda pero, nosotros tampoco.

Information About Article