El Humo Ciega Los Ojos

¿Le molesta si fumo, querida?
El preguntar si molestaba el humo a las señoras era habitual. Hasta los 60s con la minifalda, Jackie Kennedy, una fumadora redomada que fumaba tanto y tanto que tenía las manos amarillas y por eso llevó guantes el día de su boda -entre otros motivos- y la revolución femenina, el tabaco no dejaba de estar masculinizado.
En los 20s, algunas damas independientes comenzaban a fumar. En los 30s la muy chic Katherine Hepburn fumaba, y fumaba, y se convertía -llevando pantalones y con su actitud- en todo un icono. En los 40s Rita Hayworth convencía a todos que el fumar podía ser lo más sexy del mundo con su Gilda fatal y fumadora, aunque aún quedaba el residuo de mujer de vida alegre, disipada o que, desde luego, te puede traer problemas. Y en los 50s, aparece ya la explosión demográfica aficionada al tabaco. Llega a los institutos, a las chicas buenas, a las malas y a todos los chicos. De repente, todo el mundo fuma.
En los 60s la pregunta sobre si molesta comienza a desaparecer y en los 70s de ella no quedará ni el esqueleto. Hasta hoy que, a pesar de lo impensable de la eliminación del humo, la sociedad camina hacia el non-smoker full time. Sin duda, lo más sano y lo mejor. Claro que ahora queda la provocación, la cabeza del Bautista en bandeja de plata o en maleta de Vuitton, ¿verdad Kate? Al menos eso piensa el laureado Marc Jacobs. ¿No?

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