Galliano Tiene Un Cazamariposas

Muchos desfiles me recuerdan a mariposas. No sé porqué me pasa. Debe ser esa rama metafísica que tienen, eso del alma, de Er platónico, de todas esas cosas. Pero cuando veo el desfile de Galliano me lo vuelvo a imaginar. Veo a chicas de los años de la Belle Epoque, arremangándose las faldas, persiguiendo a esa mariposa casi extinta con las alas rosas que promete un buen matrimonio.

El imaginario de Galliano me es de sobra conocido: años 20, medias, locas, pelo de colores, basura, tiovivo, ropa arrugada, tocados, maquillaje extravagante, poses exageradas, un halo años 60s, corsés de la Belle Epoque, cortes lenceros, mujeres con bocas diminutas muy perfiladas, manicura francesa en colores y uñas muy largas y muchas capas de ropa, una lámpara de sombrero, un montón de marineros ingleses, de reinas que pierden la cabeza, de sangre, de gótico, de India, de putas y fulanas de Inglaterra, de francesas que ponen morritos, de luz de velas, de túneles del tiempo, de nieves extrañas del Kilimanjaro o de donde dios sepa y todas esas cosas.

Pero siempre me le creo. En Dior le chiflan las grandes damas con el pelo glamouroso, vestidos transparentes que marcan la cintura, escotes y pliegues japoneses y papiroflexia. Varios universos en uno y muchos metros de tela de colores mientras avanzan por un salón parisino, decadente, donde los ilustrados tomaban café y emborronaban cuadernos.

También me creo sus viajes exóticos. Cuando va a China, a Japón, a India, a las nieves del Nepal, del Kilimanjaro, a las costas normandas de Dior y a Francia perdida de un pueblecito nostálgico. También cuando viaja al futuro absurdo de cortes imposibles y damas negras. Cuando va al espacio y se topa con el sol y la luna. Y cuando planta a chicas con medias de costura y mohín de mujer fatal. 

Y eso es lo que importa. 

Sé que es una pesadilla y un sueño. Porque en el fondo el viaje no es más que la escapada de una chiquilla en busca de una mariposa. Pero hay viajes que dan para mucho…

Information About Article