Liz Taylor Y Dior

Yo también opino, como Warhol, que sería muy glamuroso reencarnarse en un anillo de Liz Taylor (que, por cierto, odiaba que se refirieran a ella como “Liz“). Elizabeth Taylor, Dame Elizabeth si lo prefieren, se ha convertido en la inspiración de la última colección de Raf Simons para Dior, la segunda desde que tomó las riendas de la casa y la primera de pret a porter que firma para ellos. Así, el verano de 2013 en Dior, que se inspira en el movimiento, en la energía y en lo cambiante, no puede haber encontrado mejor musa que los ojos violetas, azulados, de la Taylor.

La inspiración, sin embargo, no se queda sólo en los lindos pozos de la dama. No. Concretamente, la línea de los vestidos de noche con los que cerró la colección se basa en un modelo de Dior que llevó Liz Taylor en 1961 a los Oscar y con el que ganó, contra Shirley McLaine, la estatuilla a mejor actriz principal por BUtterfield 8 –Una mujer marcada-. La Taylor diría que trabajar en esa película había sido horrible para ella pues sólo lo hizo porque tenía una obligación con el estudio justo antes de irse a rodar Cleopatra. Además. afirmó que no le gustó su personaje por ser bastante “estúpida”. Puso como condición que trabajara su marido, Eddie Fisher y, por lo visto, el rodaje fue infierno para todos. La cosa es que, al final, -con traqueotomía incluída- se llevó el Oscar.

La década de los sesenta era aún la década de los cincuenta -como Mad Men enseña tan bien- y sólo en los setenta veríamos algo de lo que atribuimos a los sesenta. Así, en 1961, Liz Taylor (y otras de las invitadas) aparecieron llevando vestidos encantadores de los 50s con el volumen que Christian Dior había diseñado para las mujeres con su New Look o línea Corola presentada en febrero del 47 que se basaba en un look muy femenino, con faldas de cintura muy estrecha y volumen en la cadera que acababan bajo la rodilla y el pecho marcado y cónico, todo envuelto en flores. Había una inspiración victoriana en todo ello y el vestido de Liz Taylor es una prueba de ello.

El desfile de primavera verano de 2013 de Dior ha sido definido por Simons como la búsqueda de la “libertad”. Sin embargo, a diferencia de la libertad ácrata, anárquica y heterodoxa de Galliano, Simons, inspirado y afectado por la deconstrucción y simplicidad de los 6 de Amberes y de la escuela de Bélgica -en su trabajo se pueden rastrear ecos a las colecciones Martin Margiela (a quien admira) o de Dries Van Noten-. En verano de 2005, Simons fue designado diseñador de Jil Sander y su fama fue in crescendo  hasta que en abril de 2012 fue escogido director creativo de Dior

El unir la sastrería con las tendencias callejeras lo aprendió Simons de Jean Paul Gaultier aunque esto no se ha reflejado en ninguna de sus colecciones en Dior y tampoco en sus últimas colecciones en Jil Sander -especialmente la Diorísima de su despedida-. Cathy Horyn, en el ojo de mira estos días por su polémica con Hedi Slimane -el nuevo chico de YSL, ah no, de Saint Laurent París (es que le ha cambiado el nombre) que se hizo famoso por sus famélicos trajes en Dior Homme y que, si hubiera jugado bien sus cartas y seguido en Dior (se fue porque no le dejaban hacer ropa de mujer y tuvo un fugaz je ne sais quois con la fotografía -aburrida-) quizá fuera el nuevo director creativo de la sección femenina- dijo que el trabajo de Simons en Jil Sander era perfecto, que causaba furor y puso su trabajo en paralelo con Alaia y Lagerfeld. Lo dijo en 2007. Desde entonces, fue el adalid del salto de Simons a Dior y le ha cuidado en sus críticas. Sin duda, me gusta Raf Simons. Y son tan bonitos los ojos de Liz…  

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