Portadas Que Impresionan Sin Ton Ni Son

Lo interesante de Vogue es que trata de la belleza pero, en muchas ocasiones, también de la fealdad e, incluso, de lo relacionado con el adjetivo inglés “insane“. Es difícil traducir el concepto “insane” en español, sería algo como “demente” pero en realidad no se trata de eso. Yo creo que es más bien algo o alguien “sin juicio” o, parafraseando las malas traducciones de Jane Austen, sin sentido ni sensibilidad. Hay mucha belleza, muchas chicas guapas, mucha ropa bonita, mucho estilo y mucho glamour entre las páginas de Vogue pero también hay algo que hace que Vogue sea la Biblia de la moda y que revistas como Harper´s Bazaar, Elle o el equivalente local (Marie Claire, Telva y demás) y es la fantasía, eso que Grace Coddington tanto hecha de menos hoy en Vogue (y eso hace que sus editoriales sean los mejores, claro). Vogue son chicas y aviones, modelos con plumas de maribú, un toque grunge, un toque punk, un toque hortera, locas de los gatos, mujeres engañadas, maniquíes que parecen humanos, ilustraciones extrañas, glamoamazonas, dominatrix, sirenas en el agua, porno de los 70 y ligueros, abrigos de piel de 100.000$, la Loren y cosas como las Amish de Meisel. Y eso, y no las cosas de pasarela y el auge y caída de las modelos (o de las estrellas de cine) son lo que en el libro se bautizó “Beauty in Vogue“. Una belleza peculiar. 

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