Rituales de belleza

Dime cuánto le dedicas y te diré qué edad tienes. Y es que el tiempo empleado en esos pequeños rituales de belleza diarios es directamente proporcional al número de velas sopladas en el último cumpleaños. A más velas, más dedicación, y también más botecitos diferentes en el tocador. 

Hace solo 5 años mi rutina de belleza consistía literalmente en ponerme un poco de crema hidratante por la mañana y desmaquillarme por la noche. Ya. Vale, también tengo que decir que siempre he sido especialmente desastre en esta materia, incapaz de mantener la constancia con ningún tratamiento. Hasta ahora… Será por mi reciente cumpleaños (estoy sensible con la edad) pero estos días he caído en la cuenta de cómo ha crecido mi neceser hasta prácticamente ser imposible viajar con él sin facturarlo. 

Aunque tampoco voy a exagerar, la verdad es que aunque la madurez quiera hacer de mí una señora de bien, en el fondo sigo siendo un pelín desastre, pero lo sé e intento controlarlo. No me pongo metas inalcanzables como dedicarme una hora al día (¿de dónde se saca eso?) si no que voy introduciendo pequeños gestos y rituales. 

Ahora me lavo la cara con jabón (de Avène, que me encanta) y cepillo Foreo por la mañana y por la noche e inmediatamente después aplico el tónico para estabilizar el pH de la piel. Después el serum (de Medik8, una maravilla contra mi acné adolescente, sin ser yo nada de eso, regalito de Mamen, aka la crack de la belleza) y la crema hidratante. Todo por orden, que una no nace sabiendo, pero sentarse frente a la editora de belleza de Grazia (Leyre, sabia entre las sabias) ayuda a aprender constantemente. Además, una vez a la semana me exfolio la piel de la cara y, si la noto reseca durante el día, hidrato con crema en spray, para no aportar más grasa. Hidratante para el cuerpo, para las manos y para el escote; agua miscelar para desmaquillar, agua termal, serum para las cejas… 

Yo creía que ya estaba cubierta, pero parece que esta es una lista que no parará de crecer. El día de mi cumpleaños me miraron con pavor cuando confesé que no usaba contorno de ojos así que, desde ayer, lo he incorporado también a mi rutina de belleza nocturna. ¿Me estoy dejando algo más? 

Algo que no me cuesta tanto es la manicura del domingo (siempre en domingo). Ya me he resignado a que rara vez tendré tiempo para que me la hagan, así que me he convertido en una especialista en servirme yo misma. 

Y no es nada difícil: fundamental empezar con una base protectora, después una capa muy fina del color (para que sea más difícil que se hagan desconchones), otra un poco más gruesa y top coat. Termino con el secante Drip Dry de OPI (mágico) y listo. Me pongo a teclear y contestar mails (olvidados durante toda la semana) mientras se seca y me dura sin un desconchón hasta el siguiente domingo. Así el lunes, con las uñas en perfecto estado de revista, se ve de otra manera.