Sweet Sixt(een)


Bah.
Lo siento.



No me creo esa bobada de que “ahora las mujeres Praa vuelven a tener pecho”. Sigh. Ni que alguna vez no lo hubieran tenido. Ya, ya sé. A Miuccia Prada -esa bitch que pedía, socialista ella, por el proletariado vestida de YSL- se le ha ocurrido de todo. !Pasteles para los pobres!


¿Secretarias chics?, ¿elfos y duendes y hadas fértiles y estériles entresacadas de sueños y pesadillas del art decó y del imaginario de Lalique para Sara Bernhardt?, ¿sofisticadas turbantinas y chicas que no saben vestirse de cintura para abajo -epítome de la revolución sexual o de la asexualidad en cierta forma-? Hecho.


¿Chicas con falditas de labios y tacones de infarto?. O le da por morritos, hipervitaminados de las chicas consentidas que pierden la virginidad en una tumbona de playa con un chico vitamina. Putas neololitas de Nabokov…O por comunistas, de esas fracasadillas de después de la Kominform pero de antes de la Bahía de Cochinos. Joder si es que Inglaterra había en el XIX dos naciones, la de los ricos y la de los pobres pero es que ahora, el mundo son dos naciones. Pobres de Prada. Ricos de ¿espíritu? Ja.


Aunque lo cierto es que Prada suele jugar siempre con la sexualidad sensual escondida. Y lo hace muy bien. Me gustan mucho sus chiquitas con la ropa a medio planchar desgarrada por el amante, con la cabeza bien alta y el jersey a medio abrochar. Y también monjitas pero llenas de golpes de efecto. No se ve nada, dicen. Se ve todo. Sigh.


Aunque éstas. Éstas son diferentes.

Son como las golondrinas de Bécquer. Cuando las veo pienso en la Alemania inmediata a Hitler. Y de Hitler incluso nada más subir al poder. No teman. Me refiero a las esposas perfectas que se quedan en casa.


Pero vamos, ¿Miuccia Prada diciendo que la mujer ideal su mujer idealfriega platos y se pinta los labios ociosa? No. La mujer no es así. No fastidiemos. La mujer de Prada es una leona. Bebe, ama y fuma si se tercia.


Es una chica del swing más que otra cosa. Canta, se sube la falda y baila entre los brazos de su amante, el que se desliza entre sus muslos a media noche y despeina su cabello de chica decente. Pero eh, con secretos. Con vida propia. Con sangre en las venas.


Carne de cañón sin duda. De esa que pronto acabaría con la guerra y que ya no volvería a llevar medias de seda con costura ni tacones febriles. Y que no volvería a pintarse los labios con carmín.



Pero, ¿qué importa eso ahora? Se intuye un universo sórdido. Ciertamente. De oscuridad. Tardes de radio. Luces de neón. Algo de pobreza. Mucho de amor y honestidad.
</



Si. Honestidad.



A veces no queda más remedio que relacionar juventud y honestidad. ¿Declaraciones de amor, ingenuidad, inocencia y creerse el rey del mundo?




Y otras, a veces con la madurez. Pero siendo extremos que se tocan. Sí. Dulces sesentas. Dulces dieciséis.
No son señoras. Como muchos creían.
Son jovencitas de vientre fértil, muslos calientes y sangre ardiente.
Pero qué tiempos estos.


Information About Article


Nie mozna komentowac tego postu

Comments Are Blocked, sorry.

Comments are closed.