Tener Estilo

Tener estilo.

Tener estilo. De eso se trata. Compramos apariencia. Una imagen. Un deseo. Un algo a lo que parecernos. Compramos aspiraciones al fin y al cabo. Una forma de ser y un estilo de vida. Quizás si te pones su vestido aparezca tu príncipe azul. O tu parezcas una princesa pues.

La última moda se puede comprar. El último estilo se puede comprar. Pero, ¿cómo comprar El Estilo? En letras mayúsculas. El estilo, esa clase, esa elegancia, esa diferencia entre ser y estar. Entre ser visto y no. Entre “romper” y no. Entre aparecer, ser la foto, la imagen, la fiesta o el día frente a simplemente haber pasado por allí.

Quien tiene estilo tiene un bien que ni es privilegio de la edad, ni del dinero. El estilo es un arma de seducción, un delicioso encanto, una magia atrayente del que captura a cualquiera. Magnetismo.

De eso se trata.

El estilo es una magia, una ola que te arrastra, un imán que te tira, un latido que te devora y ni se nota, ni pesa, ni se vende, ni se compra ni muchas veces se ve pero siempre, siempre, el alma sensible lo percibe.

Para los elegantes de antaño, ser elegante era que nadie recordarse lo que llevabas puesto.

Hoy los conceptos sobre el estilo son algo… diferentes pero aún así siguen estando vigentes las viejas normas. Estilo es Chanel. No Prada. Por mucho que valgan lo mismo.


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