The Simple Life

A estas alturas del juego, ya estamos lo suficientemente instruidos en lo qué es o deja de ser la cultura del amor. Hollywood, la música pop y las revistas de moda venden el amor como la quintaesencia de la vida. Ese “jodido pero contento” que nos hace levantarnos cada día y mirar con buena o mala cara al mundo. Chico conoce a chica. Chico se enamora. Chica no. Así se resume “(500) días juntos”.

Una película que vuelve a hablar de los roles de los sexos en las relaciones de pareja o, por lo menos, de carácter sentimental. Pero lo hace de otra forma. Me gustan las películas ligeras en las que sales del cine con una sonrisa. Ésta, concretamente, discurre como la vida. A tropezones. A saltos. A patinazos inconexos que forman una trama sin sentido o con mucho sentido. Quién sabe.

Bajo el cielo azul de Los Ángeles, sonando Los Smiths y con una chica especial se topa un arquitecto frustrado que escribe tarjetas de felicitación. La arquitectura, la música, el vestuario y la contemporaneidad son los verdaderos protagonistas de la película. Claro que, también podrían ser meros secundarios de lujo bajo los que se desarrolla la desconcertante y tierna acción de los protagonistas. “500 days of Summer” plantea la eterna duda de las circunstancias en nuestra vida.

La canción que nos acompaña, la pasión que nos define, la luz que nos ilumina, el helado que nos gusta, el libro que leemos, las tiendas donde compramos, el teléfono que tenemos, la película que vemos, la ciudad por la que paseamos, la calle en la que vivimos. Nuestro mundo.

Summer y Tom son jóvenes, atractivos y encantadores.
Pero viven en mundos diferentes.

La película salta entre momentos tiernos, bajones, subidones y emociones cual montaña rusa. Ambos son encantadores. Son personajes hechos de recortes, si no tienen una verdadera personalidad, tienen un alma. Que, al fin y al cabo, es lo que diferencia a un buen personaje de otro. Como, por otro lado, casi todos nosotros.

Summer y Tom viven 500 días de su vida juntos. O revueltos. Con momentos románticos, trágicos, punzantes, dolorosos y divertidos. Hay veces que uno piensa que son almas gemelas, otros que solamente se hacen daño mutuamente. Algo muy parecido a las relaciones humanas.

Al principio, el mundo sonríe. Les sonríe. Me gusta esa espontaneidad que tienen los personajes. Parece que el cielo brilla, que los pájaros cantan, que la gente es más amable y que la vida es mejor de lo que es. Los pasteles son más dulces, las nubes más blancas y el azul más azul. Incluso caminamos sobre el arco iris y nuestros sueños se pueden cumplir.

Incluso se dibuja el mundo a su medida.

Mientras los días pasan y ellos los viven. La película presta especial interés a los instantes. Los personajes saben que nuestra vida se concentra en instantes. Por eso no hay eternidades sino momentos inolvidables, personas inolvidables, cosas inolvidables…

La narración se desliza entre clics. Clic. El edificio más bonito de L.A. Clic. Una mirada. Clic. Nuestras manos se rozan. Clic. La risa de los niños. Clic. El aire rozando el pelo. Clic. Un coche pasa y suena nuestra canción. Clic. Un beso.

Y sobre lo que nos devuelve el mundo.
La opinión que nos formamos enclaustrados en nuestra propia retina..

Sin saber si la vida es complicada o la hacemos nosotros.
Si la vida es fácil o la hacemos nosotros.
Si somos nosotros alguna vez.

O si alguna vez dejamos de serlo…

Mientras la vida pasa. Mientras el sol cae del cielo. Mientras los demás van formando sus vidas. Mientras la canción que escuchamos se va acabando. Mientras nuestros sueños viejos son sustituídos por nuevos y nuestras ilusiones se convierten en recuerdos o en hechos…

Y enfrentamos expectativas frente a realidad.

Y nos volvemos a encontrar.

Cara a cara con el riesgo de jugar.
¿Te atreves?

Y es que…
aunque a estas alturas todos estamos de vuelta de todo. Y a pesar de que somos unos escépticos consumados. Unos cínicos recalictrantes. Unos déspotas. Unos descreídos. Unos ateos. Unos agnósticos. Unos incrédulos….

Seguimos buscando a alguien con quien sentarnos en un banco a ver pasar el mundo.

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