Tiempos Modernos

En Francia les gusta la Bardot, Claudia Schiffer siempre ha odiado que la comparen con ella y que la caracterizen como a la rubia del culillo respingón como decía Terenci Moix y que era patrimonio nacional, ahora Lara Stone es su nuevo símil. Pero no se trata de eso, la gracia de la Bardot vestida era lo discreto de su encanto, la gracia y la comodidad que respiraba envuelto en un halo de mujer fatal y al mismotiempo de niña, de adolescente, de mujercita y de mujerón.
Cuando pienso en Bardot pienso en Francia y, especialmente en París en los 60.  Pienso también en terrazas soleadas, en abrigos de leopardo tres cuartos en invierno, en caftanes en Montecarlo y sandalias o botas muy altas y medias con costura mezcladas con cintas para el pelo.
Chanel, Lagerfeld para Chanel, acostumbra a citarla como inspiración y la francesa Isabel Marant parece encantada con las Bardotitas. Pero nos olvidamos de la clave, la actitud.
No hay despreocupación con vaqueros de 30.000 dolares, con chaquetas de cuero de 15.000… se trata de que lo que uno lleve parezca que lo vale. No es lo que cuesta.
Ése es el encanto de la rubia: la despreocupación con que para el tráfico.

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