Victoria

Nunca había clickeado la foto a pesar de tenerla desde hacía años.

No había visto que una dama estaba en ella.

Quizás porque la Victoria alada acaba de posarse, impetuosa, ahí arriba.

Y por eso, mientras el viento arremolina sus vestidos y ella evoca, magnífica, la victoria, nadie la ha percibido.

Pero, que no percibamos las cosas no significa que no estén.

Que no hayan pasado, que la Victoria no haya agitado sus alas, que el tiempo no se haya parado.

Es hora de descubrir viejas cosas…


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