A Lass Chicas Monas Les Va El Sado

Cada vez creo más en aquella frase que decía que “las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes” y no porque incurra en ella sino porque, afectada del curioso vicio de observar, creo que se cumple. Siempre se cumple. Es como una pesada losa encima de cada una de las chicas que juegan a ser mujeres. Tienen algo de ese lirismo propio de quien desarrolla un personaje y al mismo tiempo, ese rasgo histriónico de quien no es consciente de que no es actor que merezca el papel.
Tienen algo de esa afectación post-vacacional de quien vuelve al trabajo con la nostalgia del aburguesamiento decadente y sigue incurriendo en alguno de los viejos hábitos de la escasa vacación y, al mismo tiempo, algo de furor pre vacacional del que vive pendiente de una vuelta del reloj, del caer de otra hoja del calendario y del click que anuncia el final de la jornada al fichar.
Tienen ese algo de adolescente que en casa es muda y fuera se desmadra pero que, al mismo tiempo, anhela comulgar y desea un par de niños -querubines- para cuando sea mayor. Tiene algo de tierno y de fuerte que me gusta y me repele…
Eso de alguien que lleva zapatos de lazo -oh decimonónicos, dónde quedaron los delirios- y al mismo tiempo eso de yo mando aquí, Dios no me va a guardar porque no creo con sus leggings de cuero amenazadores…
Ay… filosofía barata y zapatos caros. !Cuánto que decir…!

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