Consejos para elegir el mejor perfume para regalar

Perfumes 

Si bien el perfume es uno de los regalos que reinan en las ventas sobre todo en Navidades, siempre hay que tener en cuenta que al ser un regalo que no suele fallar, hay que seguir unos consejos para declinarse por uno y quedar bien con el regalo.

Los perfumes son algo muy personal y no siempre se acierta pese a tener una larga lista en el mercado, al no ser que regales los clásicos de siempre o ese aroma que ella o él usan siempre.

El perfume no sabe de modas o al menos no sigue las tendencias, puesto que es algo que se refleja en la personalidad. Puedes elegir entre una de las muchas familias de aromas que existen: florales, frutales, amaderados, especiados, orientales…

Cuando vayas a comprar el perfume, no pruebes más de tres aromas, ya que el olfato no es capaz de distinguir todas sus notas cuando se pasa de ese número. Seguramente si te habrá pasado alguna vez que hayas salido mareada de la perfumería con tanta prueba puesto que llega un momento que el olfato se bloquea y no distingue.

El mejor modo de probar el perfume es en la piel, pese a que en las perfumerías te dan el papelito, hay que esperar unos segundos para poder percibir bien sus notas. Aunque recuerda que el perfume no huele igual en todas las personas, depende el tipo de piel y sobre todo el PH.

También hay personas que se mantienen siempre fieles a una misma fragancia, y que ni soñarían en vestirse con un aroma diferente. Puedes ampliar la gama del universo olfativo con los distintos productos que ofrecen como body o línea de baño.

Ahora por estas fechas, casi todas las marcas de perfume ofrecen kit especiales junto con algún regalo o con obsequio extra dentro de la gama del perfume como leches hidratantes, geles de baño, miniaturas o jabones como obsequio extra, todo ello en cofres tan tentadores como su contenido.

Y es habitual que muchas firmas reinventen el mismo aroma pero en distinto frasco y casi siempre en ediciones limitadas, así siempre quedarás bien y sin el miedo de meter la pata con un aroma que no pueda gustar.


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