Frescura, Juventud Y Espontaneidad

Hay que reconocerlo.

Oscar Wilde tenía razón cuando dijo que sólo hay dos cosas que importen en la vida:
juventud y belleza.

No hay nada parecido a la juventud.

A ese latir desbocado en el pecho, a esa pasión febril que de repente llega, a ese corazón que se entrega al amor, a ese enamoramiento público y clandestino al mismo tiempo…

A esa frescura

Esa vorágine que atrapa, que atrae, que no rememora sino que vive. Que es el presente y no el pasado. Las ganas de vivir, las ganas de disfrutar, el placer. Lo que no se puede hacer y lo que sí y lo que sin poderse, se hace. Lo que se aprende de los errores y no de los lamentos.

Los pecados que son propios y no de segunda mano.

El deseo que sobrecoje, alimenta el cuerpo y penetra en el alma.

Las tentaciones que no queremos vencer.

Las oportunidades que tenemos.

El futuro que hay que conquistar.

La inmensidad de lo que no podemos escapar.

La vida misma….

Sin medias tintas, ni fantoches, sin arrepentimientos, sin confesiones…

Sólo con camino a recorrer por delante y pocas huellas que mirar…

Y nada a la espalda.

Sólo se mira adelante.


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