Monográfico De La Alta Sociedad

El peso de la vida disipada y de la corrupción del alma no siempre se reflejan en el rostro sea por pactos malditos sea por la religión del dinero. Siguiendo el viejo mantra –y nunca desfasado– de la cara es el espejo del alma vemos los ojos inmisericordes, el ceño fruncido del taimado, la risa fácil del buen pastor, el gesto de desdén en la comisura de la boca aparcado de quien ha visto demasiado, la frente del pensador o la nariz de quien medita….

Es eso de “!no aparenta 60 años!”.


Es cierto, responde, !aparento 59!.


No hay nada más terrible qu la juventud que ha vivido demasiado…

O la madurez que ha vivido demasiado poco…


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