Decadencia


Sexo.
Más y más sexo.
Más y más.
No es culpa mía.

No sé qué le pasa al imaginario colectivo, si es eso de que la primavera se siente en el pecho o qué será, pero lo cierto es que está de moda el sexo.

Para muchos el sexo no deja de ser algo pasado por el tamiz judeocristiano o un vago instinto de conservación con buena publicidad.

En Vogue Paris con Daria hablan de sexo impetuoso, repentino, en ropa de gala, salvaje y sorprendente. Con lencería de satén gris perla con brodeire angleise y copas de champagne entremezcladas con medias de carnadura negra y ligueros.


También hablan de las prendas femeninas y del erotismo que entrañan en sí mismas.


Las medias se ciñen a las piernas, la ropa interior se pega al cuerpo, la cremallera deshace los secretos y abre las puertas del cielo y del infierno.


Los tacones corrigen la postura marcando el pecho y el trasero, empujando a los dedos de los pies al abismo de la carnalidad.


Los pendientes cuentan lo que no se puede oír y el carmín lo que no se puede contar.
La raya de los ojos traza el límite en lo impenetrable y las pulseras alegran el sonido de los movimientos.

Y…. ¿cómo era aquello?
Yo hago la ropa más bonita de quitar.


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