Negra Y Blanca

A todos nos impresiona la estética de los años 20s con sus vampiresas que se confunden con chicos delgados. 
En los años 20s gustaban las mujeres delgadas, muy delgadas, que se pintaban los labios en público, fumaban con fruicción y que bebían copas de champagne hoy con Zelda Fitzgerald y mañana en un club de jazz negro. Las mujeres de los años 30s que las sucedieron cambiaron drásticamente el cánon de belleza pues aunque se mantuvo algo de la importancia de la línea recta en su aspecto también había un no se qué más… contundente en el aire quizá por el ascenso del militarismo que condujo a la II Guerra Mundial, quizá porque se tomaron más en serio su época que los livianos y frívolos vivientes entre el 25 y el 29 (los auténticos Locos Años 20) o porque las chicas, más independientes, desayunaban leche con dos huevos que calentaban en un hornillo que guardaban en el armario de su habitación en vez de en la casita familiar -padres- hasta que se mudaran a “su” casita familiar con su maridito con el paso por Vassar por el medio.
Es difícil de decir pero la cosa es que aquellas máscaras casi de Kabuki que eran los rostros de las mujeres “modernas” de los 20s y aquellos cuerpos de atleta, de efebo, de adolescente, de San Sebastián que lucían envueltas en prendas de Chanel se convirtieron en mujeres con pechos erguidos, caderas marcadas y cintura estrecha además de labios rojos, el pelo largo y zapatos de tacón alto. De las Artemisas de la década anterior nada se sabía. Eran más bien Afroditas y Heras según la perspectiva de los fascismos y del cine -lo que es la democracia y el capitalismo-. 
Me impresionaban más las locas de los años 20s que las desequilibradas de los 30s. Aunque estoy de acuerdo en que las mujeres de los 30s eran más guapas, las de los 20s eran más inquietantes. Mucho más. Y Man Ray, con su fotografía “Negra y blanca” lo muestra muy bien. 

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